¿Por qué pagar si lo puedo tener gratis?

Piratería (2)

Cuando hace unos días comentaba con unos amigos la decadencia en la que se han visto inmersos los videoclubs durante todo el siglo XXI, en mi mente se estableció un debate. Antes que nada, puedo suponer que todos los lectores de este blog han pisado alguna vez un videoclub e incluso han llegado a realizar ese neandertal ejercicio de pagar por una película para verla una vez o dos y después devolverla –creo que en aquellos tiempos se conocía como ‘alquilar’–.

Con la digitalización del contenido, las personas han olvidado que lo que pagaban en ese videoclub no era el disco físico, no se tasaba la carátula en función del plástico que se haya empleado en su fabricación. Tu dinero lo gastas en la película que se muestra una vez introducías tu VHS o tu CD en el reproductor, el resto es pura fachada. Pues bien, la era de internet ha traído consigo el mayor robo de producciones cinematográficas de la historia. Parece que los españoles son más reacios a soltar su dinero cuando no tienen algo físico por lo que pagar; y con internet, lo físico se reduce a menos del uno por ciento. Estamos tan acostumbrados a que en la red todo sea gratis que a veces no nos paramos a pensar siquiera en el marco de lo legal, aquí todo vale.

Hace poco más de un mes, una plataforma online de series y películas se implantó en España –sí, Netflix–. Una buena parte de la población ha debido de pensar: “¿Y esto para qué? Si en ‘tal’ página puedo ver eso mismo sin soltar un duro”. La picaresca española está tan arraigada en nuestra sociedad que la frase ni siquiera suena mal. Por suerte o por desgracia –no entraré en ese debate–, estamos en un sistema capitalista, y aquí nadie regala nada. Si tú consumes un producto como la leche, el pan o el chocolate, no dudas en pagarlo. Si hablamos de intangibles, la cosa no cambia nada: nadie duda nunca de pagar su tarifa telefónica, su matrícula de la universidad o, en el caso más básico, sus impuestos.

No obstante, parece que con las series y películas hemos decidido hacer una excepción. En este caso, podemos permitirnos rehusar pagar sin recibir las desdeñosas miradas que lanzamos al que roba pan o evade impuestos, y eso, bajo mi punto de vista, resulta contradictorio. Solo se me ocurren dos opciones: o robamos todos y evadimos impuestos, o pagamos por el contenido cinematográfico.

Muchos españoles se quejan de que la falta de contenido en Netflix es el motivo por el que no desembolsan la friolera cantidad de ocho euros al mes. En el VII Congreso de Comunicación Digital de la Comunidad Valenciana, Mikel Labastida comentaba que en el hipotético caso de que Netflix hubiera anunciado en su día que el contenido era idéntico al de Estados Unidos, habrían protestado porque ‘no ofrece nada nuevo’. Y lo peor es que es cierto. La gente se ha acostumbrado a quejarse por todo, especialmente cuando hay dinero de por medio.

Y no vengo a dar publicidad a Netflix, Movistar +, u otro soporte, todos tienen sus puntos negativos y positivos. Por ejemplo, como Netflix es una plataforma de streaming, la calidad de las series y películas es consecuente con el internet que tengas contratado. Si tienes pocos megas, la imagen es menos nítida, y viceversa. Y hoy por hoy, no hay mucha gente en España que pueda permitirse pagar más de cincuenta euros para tener sus cien megas de fibra óptica y ver sus series en alta calidad.

Piratería (1)

Tú también eres uno de ellos… y yo, lamentablemente. Fuente: Quotepedia

En cuanto a la industria cinematográfica, tengo que decir que, hoy en día, comprar una copa en cualquier discoteca te sale más caro que ir un miércoles al cine. No me gusta esta clase de comparaciones porque cada uno hace lo que quiere con su dinero, pero si después de dejarnos veinte –o cinco o cincuenta– euros en una discoteca, nos levantamos y decimos que no vamos al cine porque es caro… lo siento, pero no cuela.

Nos quejamos del precio del cine para justificar la piratería, eso no es nada nuevo. Y resulta vergonzoso que tengamos, con diferencia, el precio del IVA cultural más alto de Europa, es cierto. Pero la forma de apoyar la cultura no es precisamente dejando de consumirla, sino lo contrario. Luego, si llega la fiesta del cine y un miércoles la entrada te cuesta euro y medio menos que cualquier otro día del espectador, la venta de entradas se multiplica por cincuenta. Si pensáramos proporcionalmente, a un matemático le explotaría la cabeza.

Se tiende a pensar que como la piratería no nos afecta a nosotros, adelante. Esto es un error muy común, puesto que cualquier robo nos perjudica, directa o indirectamente. Si todos descargaran películas y series de tal forma que los cines no tuvieran beneficios, estos cerrarían. Y si no hay cines, las empresas de doblaje perderían dinero, lo que les haría dejar de doblar una gran cantidad de filmes. Es entonces cuando saldríamos a la calle para protestar porque no sacan una peli o serie determinada en español.

Seguro que muchos de los que han leído la foto del principio ha pensado: «yo sí me descargaría un coche si pudiera hacerlo gratis». La verdad es que antes que poner leyes prohibitivas frente a la piratería convendría explicar a la gente por qué coger algo sin el permiso del dueño no está bien. Parece básico en la teoría, pero errado en la práctica. Y no, los George Lucas, Brad Pitt o Julia Roberts no se van a morir de hambre, pero a ellos es a los últimos a los que afecta la piratería. En mi opinión, lo mejor sería concienciar a las personas de que, igual que a ellos no les gustaría que cogieran su trabajo sin permiso, al resto tampoco. Pero claro, empatizar no va con nosotros.

Yo no voy a exigir que todo el mundo pague o compre todo el contenido audiovisual que quiere, ya que ni siquiera lo hago yo. Simplemente pido un poco de sentido común, y es que si vas a quejarte abiertamente de los problemas que se te imponen a la hora de consumir bienes culturales, al menos colabores con ellos en lo que puedas. Si tu situación económica no te permite ir al cine de forma asidua, o pagar el dinero mensual de algunos soportes –que también es cierto que muchos son muy caros–, no te voy a decir que lo hagas. Solo digo que si estás en contra de la subida del IVA cultural y puedes permitírtelo, siéntete invitado a ir al cine de vez en cuando, y no solo cuando saquen el ‘Star Wars’ de turno o se celebre la fiesta del cine.

PD: Ojo, que ‘Star Wars’ es un must de manual y la fiesta del cine es la mejor oportunidad del año para ir al cine casi regalado, pero hay más días, y mucha gente parece que no lo sabe.

3 comentarios en “¿Por qué pagar si lo puedo tener gratis?

  1. ¿Esto quién lo ha escrito? ¿Ramoncín? Cada uno se gasta el dinero en lo que quiere. Creo que este artículo apunta en una dirección equivocada. Precios altísimos para ir al cine, necesidad de apuntarse a 4 plataformas para ver de todo y unas infraestructuras mediocres en muchos puntos de España para acceder a internet no ayudan a consumir de manera legal productos audiovisuales. Y te lo digo yo que estoy suscrito a Spotify, compro juegos, series y pelis. Pero entiendo que haya gente que lo haga menos. Gastarse 70 euros en un juego o 10 euros para una entrada de cine es una salvajada.

    Me gusta

    • Hola, Edu.

      Con respecto a tu primera pregunta, me llamo Lucas, encantado. Dices que cada uno se gasta el dinero en lo que quiere, y yo estoy de acuerdo. De hecho, puedes leerlo tú mismo en el artículo donde pongo «…porque cada uno hace lo que quiere con su dinero» (séptimo párrafo). También he escrito que es una vergüenza que nuestro IVA cultural sea el más alto de Europa, y el tema de infraestructuras lo trato cuando digo que tienes que pagar mucho dinero para tener una conexión buena con la que ver el streaming de Netflix. Me alegro de que estés suscrito a Spotify y, si te fijas, no digo que veamos absolutamente todo de forma original, sino que apoyemos de vez en cuando la cultura, ya sea yendo al cine, pagando en soportes como Spotify o Netflix, o comprando películas y series de vez en cuando. Dices que entiendes que haya gente que gaste menos por cosas así. Me vuelvo a citar: «Si tu situación económica no te permite ir al cine de forma asidua, o pagar el dinero mensual de algunos soportes –que también es cierto que muchos son muy caros–, no te voy a decir que lo hagas». Así que, de nuevo, no dices nada que yo no haya explicado en mi artículo. Y sí, 10 euros es demasiado para una entrada de cine, por eso insisto en buscar ofertas, como los miércoles en cualquier cine (salvo Kinépolis), donde te cuesta 4,50 o la fiesta del cine a 2,90. Entiendo lo que dices, pero casi casi puedo ir frase por frase en tu comentario y citarme en algún punto del propio artículo donde pone lo mismo con otras palabras. Gracias por el comentario de todas maneras, siempre es bueno recibir críticas, de ellas se aprende.

      Un saludo. Ojalá que mi siguiente crítica/artículo te guste más.

      Le gusta a 2 personas

  2. Totalmente de acuerdo contigo, Lucas. A finales de los años 90, los sábados iba a un videoclub (que ya no existe, evidentemente) y alquilaba una película en formato VHS. Y pagaba sin quejarme las 300 o 500 pesetas que costaba alquilar la película para verla en un plazo de 3 días. Reconozco que voy muy poco al cine. La última que vi en un cine fue «El lobo de Wall Street» (2013). Me doy asco a mí mismo. Jajaja. Sí debo decir que, en cuanto a música en formato CD, no hay excusa que valga. Nadie te obliga a que compres un CD nuevo y precintado. Y que pagues 15 o 20 euros, cuando sabes perfectamente que en Internet lo puedes encontrar gratis. ¿Gratis? ¿Nos hemos vuelto locos? Pero, entonces, ¿de qué viven los artistas y las discográficas? Menos mal que los artistas hacen giras de conciertos. Porque, sino, vivirían del aire que respiran. A mí me hace muchísima gracia que la gente asista al concierto de un artista y, en cambio, no compre sus producciones. Yo jamás he ido a un concierto. Me sale más barato comprar el CD. Como a mí me gusta la música de los años 90 y principios de la década del 2000, acudo mucho a tiendas de segunda mano. Tienen cedés antiguos. Y os aseguro que los cedés -usados, pero no rayados- son muy baratos: 1, 2 o 3 euros. Casi toda mi colección de música en CD es de 1 euro la unidad. ¿Por qué? Porque son cedés que he comprado en tiendas de segunda mano. Llegados a este punto, habría que preguntarse: ¿por qué mucha gente es tan rácana que ni siquiera se atreve a pagar 1 euro por un CD de buena música?

    Me gusta

Deja un comentario